Al resolver problemas complejos, las cacatúas podrán competir con los cuervos

No es de extrañar que los loros sean considerados una de las aves más inteligentes del mundo. Esta reputación es fomentada por historias de pájaros que hablan, así como por experimentos científicos que demuestran las habilidades especiales de los loros. En esta fila, las cacatúas están quizás en primer lugar. Sin embargo, los loros tienen un serio competidor: el cuervo. Estas sabias aves pueden crear herramientas que les facilitan la vida y transmiten el conocimiento de generación en generación. Recientemente, sin embargo, la cacatúa logró hacer algo que quince años antes, la hembra del cuervo de Nueva Caledonia Betty golpeó a los científicos.

Más inteligente que un niño en edad preescolar

A principios de la década de 2000, el cuervo de Nueva Caledonia de Betty sorprendió al mundo científico cuando espontáneamente dobló un gancho de un alambre para extraer una pequeña cesta de comida de un tubo vertical. Es interesante que los niños humanos enfrentaran grandes dificultades antes de una tarea similar, y la solución se les ocurrió no antes de los siete años de edad. Al mismo tiempo, los cuervos de Nueva Caledonia con gran habilidad manejan herramientas en la naturaleza, pasando esta habilidad por herencia. El caso de Betty fue único porque el pájaro pudo crear una nueva secuencia de comportamiento en condiciones desconocidas.

En aquel entonces, el estudio de la cognición de las aves todavía era un campo de estudio joven, y la capacidad de Betty para doblar un gancho de alambre se convirtió en un ejemplo de la fabricación inteligente de herramientas para animales. Hasta la fecha, los estudios del cerebro y el comportamiento han demostrado que algunas aves, como los córvidos y los loros, parecen tener una cognición sofisticada al nivel de los primates superiores, mostrando un número similar de neuronas en las áreas correspondientes del cerebro.

Enganchando virtuosos

Con los cuervos está claro, pero ¿cómo te va con los loros? Los científicos también hicieron esta pregunta y le ofrecieron a la cacatúa resolver el mismo problema que Betty había resuelto fácilmente hace una docena y media de años: se les pidió que sacaran una canasta con un asa, llena de golosinas, de una tubería vertical. Para la pureza del experimento, las cacatúas tuvieron que resolver otro problema: la comida se colocó en el centro de una tubería horizontal.

Quitar la recompensa del tubo vertical requirió que las aves doblaran el anzuelo del alambre y sacaran la canasta. La tubería horizontal, a su vez, requería que las aves doblaran la parte curva del cable para expulsar la comida.

Varios pájaros hicieron frente a la primera tarea, y uno hizo frente a ambos. Aunque en la naturaleza, las cacatúas no tienen que usar tales trucos, la capacidad misma de su cerebro para encontrar soluciones tan complejas abre una nueva página en el estudio de la inteligencia de las aves para los científicos.

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